Niña Venezolana en Revolución hurgando en la Basura buscando alimentos para comer |
CUANTO FUE MEJOR
Eliad Jhosué
Cuanto fue mejor pensar en un país revolucionado por una revolución
sin pies ni cabeza donde la ansiedad del amor condujera a olvidar las penas, sin
embargo, las concesiones que recibí de su ideología fue el golpe del hambre,
rompiendo a latigazos las carnes y la división fue parte de una inclusión
inesperada. Los de allá se devoraron cada cartílago oceánico, se dieron el lujo
de usar un mazo y dando en cada lomo para reventarlo sin piedad, hicieron de
los días una lluvia copiosa e incesante, crearon afanados una tormenta que
arrasó toda esperanza y cuya apagó la luz de la conciencia, el ojo diurno fue
atrapado por sus palabras de fuego y todo quedó incinerado, hecho un basurero
imperdible.
Cuanto fue mejor abrocharme las incidencias de un pasado que no
vuelve, he intentado como hombre pensar que está pasando, pero el pensar es
como un río turbulento que todo revuelve, nada bueno inspira tan siquiera para
digerir con ganas, ya ni hambre queda en las paredes estomacales, hay polvo en
su cavidad, una ulcera dolorosa se engulle ligero todo sentimiento de vivir, el
agua no calma la sed y un espantoso dolor hace sangre en las venas adelgazadas
de tanto llorar desconsuelos.
Cuanto fue mejor devolver a tiempo aquella pedrada, sin embargo, no
estoy en solitario, ellos, los de allá han perdido la esperanza más que los
cuerpos oscilante de los oponentes, ellos comen a diario lo que siembran, sus
vísceras están más delgadas y moribundas, viven ingiriendo el veneno de su
cosecha, van muriendo paulatinos, eso se sabe, más les encanta vivir
arrodillados, empanzados con mentiras y con una ansiedad que los enorgullece de
pertenecer a un mundo que ni ellos mismos conocen, tienen las paredes
estomacales llenas de agua oscura, peor, se están ahogando de adentro hacia
afuera.
Cuanto mejor fuera si esa guerrita estúpida, salvaje, agorera y sin
dueño dejara de ser para darle paso a una ciudadanía conversa, de palabra, con
hechos, seria, responsable y dadora de bienestar.
Pero al mirar por la ventana solo contemplo adolorido más destrucción
indetenible, desde mi patio puedo percibir una destrucción repentina. ¡Huele a
azufre! como lo gritaba el fracasado de Chávez al referirse a su ansiedad de
joder al mundo, ¡Huele a azufre! hoy desde Miraflores hacia toda Venezuela, NOS
ESTAMOS QUEMANDO y no nos damos cuenta. Todos…
Solamente deseo salir de este infierno de hambre, poder y muerte.
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