Tema a: EL PODER ENFERMA
Eliad Jhosué Villarroel
A veces pasamos por la universidad, pero la universidad no pasa por
nosotros. Hay muchos sabios sin preparación académica, así como muchos idiotas
con preparación académica. (Carlos Fernández)
A mis 54 años y durante los períodos gubernamentales nacionales que he
conocido, jamás había visto en mi vida tanta chabacanería, tanta mediocridad y tanto
analfabetismo profesional como el instaurado por Nicolás Maduro en su
revolución personal.
Y es que la situación compromete a más de uno en el entorno político
socialista, no es por descalificar adrede o porque me da la gana por el hecho
de que soy enemigo público 1 de la Revolución madurista, es por el simple hecho
del testimonial que van dejando sus hacedores a todo lo largo y ancho y a
diario en Venezuela.
Van cuatro años de necedad constante, una anómala reciedumbre socio
política está destruyendo ligeramente la
sociedad del venezolano, las argucias maduristas en vez de enseñarlo a
recapacitar y a obrar por el mejoramiento de la patria lo incita a luchar por
su libertad, en vez de corregirlo con ejemplos dignos, lo adiestra a defenderse
de la corrompida corrección; en vez de ayudarles a progresar y desarrollar
cómodamente sus procesos de vida cotidiana, lo descluyen, marginan y convierten en un sobreviviente; en vez de
llevarlos por los caminos de la paz, lo incorporan a una lucha usual por su
independencia y lo conducen a una guerra sin fronteras; en vez de inducirlos
por el camino de la verdad y el entendimiento, lo impulsan a creer que lo están
encaminando por veredas no convencionales y lo arrojan a un lodazal de
incertidumbres y locuras; en vez de tenderle la mano, lo golpean con el puño bien cerrado para que le duela; en vez de
entregarle amor lo dispersan, desunen, amedrantan y le dan de bofetadas; en vez
de llamarlos varones y hombres de bien lo confunden gritándoles que no tienen
patria y sus hijos y los hijos de sus hijos serán y son apátridas y perros al
servicio del imperio; en vez de brindarles un futuro en bandeja de plata les
cortan la cabeza a modo del personaje de Salome y después beben buen vino,
comen carne sazonada y bailan para gozar de su crónica sangrienta; en vez de enseñarles
a no robar los saquean, expropian sus pertenencias, los hacen pasar hambre y
comer de la basura; en vez de darles un abrazo de consuelo a los más ancianos y
ayudarle en sus necesidades más perentorias le arrojan gas pimienta a la cara;
en vez de educar a los más jóvenes a ser partícipes de una hermosa democracia
los matan; en vez de demostrar que la libertad es un joya de moral para los
entendidos y entendedores encarcelan a todo aquel que pide reivindicaciones y
alternativas; en vez de respetar al gentilicio a quienes tienen que amar y
proteger se mofan y gozan a placer de su saña construida sobre una gran charco
de sangre, no les importa mentir, engañar y destruir con descaro, mientras más
poder se tornan más agresivos y ejercen la legislación mutando su naturaleza de
odio a una brutalidad cavernícola, todo lo ejecutan severamente con pérdida progresiva
del entendimiento e incluso de la profesionalidad como tal.
Una persona que ostenta un cargo tan delicado, importante y especial
debe de manifestar una manera protocolar exclusiva cuya ayude a discernir y que la ciudadanía pueda percibir la
cortesía, la ética, la amabilidad y el respeto como una muestra genuina que
estudiaron y pasaron por una universidad y no comportarse como ratas de
alcantarillas que viven en las cloacas sobreviviendo, matando, ruyendo y
nadando sobre la apestosa grasa que van dejando sobre cualquier requiso por
donde pasan. Siempre siendo roedores de la oscuridad estarán robando, escondiéndose,
engañando, escapándose, destruyendo la buena comida y dejando solo epidemias y desolación
a su paso. La práctica de la buena profesionalidad
puede verse de verdad en entes que respetan a sus congéneres y están amasadas
en: UN BUEN GOBIERNO
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