Los minoritarios de la vergüenza son
benefactores de su parcela, asombra verlos masticar y escupir lo que ni ellos
mismos pueden tragar.
Cada vez que hablan los cara e queso, los
rebelados, pelones y gritones inevitable insinúan, perfilan, intuyen, corren y
se extienden, se acomodan y deslizan suave sobre un colchón de suela espumas embarrado
con una crema pantanosa que huele a distancia. Son hombres de ocurrencias descoloridas,
se han encargado de golpear con furia las esquinas de la AN y de frecuentar
cientos de ideas bélicas para atropellar a quienes creen sus enemigos. Es de
entrever que, durante su corta estadía, un año apenas, todavía no han logrado
levantar siquiera un dedo para dedicarle un proyecto a Venezuela,
lamentablemente se han dedicado a atacar y contraatacar a la bancada
mayoritaria, como si en eso se les fuera la vida, es un fallo sin sentido.
Los de la bancada oficialista son seres
inmutables, hombres y mujeres están cortados desde la raíz con la misma tijera,
no tienen corazón y su alma es una sombra negra. Siempre llegan de últimos y se van de primeros,
se dan de vidas gritando en la TV que no asisten a las plenarias porque no se ejecutan
los Quórum reglamentarios. Asistido a esta norma existe uno de
ellos que fastidia, tiene casi 365 días repitiendo eso por Globovisión todas
las semanas, parece un demonio atormentador y burlador, goza haciendo sus
apariciones ridículas e infructuosas, su
voz timbra a truenos violentos y a rayos agresivos, son eléctricos sus pulsos
fonéticos, arrojadizos y ligeros van dejando detrás de sus palabras ecos
ilusionistas y una maldad superpuesta, forja una crónica que destruye la paciencia y
el amor de los venezolanos por mejoras.
Los de la bancada oficialista son más de
la sopa socialista que cocina al pueblo a fuego lento, tienen ojos simiescos y
huidizos, profundos y de oscuridad incidente, carente de ofrecer lo que nunca podrán dar esgrimen en sus labios un
discurso arrebatado que pica y chupa hasta desprender lo más valioso de un ser
humano, la esperanza de vivir.
Que grupito minoritaria tan abusivo, tan falaz e indecente, cuando ofrecen sus
acomplejadas entrevistas por TV y participan en la AN, escupen lo más sucio de
su trasfondo humano, y no es odio lo que siente a secas por sus hermanos de
patria y sus compañeros de bancada opositora, es desprecio pertinaz y
enardecido, defendiendo a secas la parcela que ostentan del madurismo caótico sabiendo aun así que la manifestación política este corrompida, se sienten fuertes tras su encumbrada
minoría, el Tsejodanse los proteje detrás de un escudo indestructible, están
enchufados al ente judicial al cual ven como a Jesucristo acreditado a través de la política del amiguismo y el tráfico de influencia. Al margen de la ley emulan un poderío absoluto, cruel y vanidoso, usándolo para
garufear de mala manera su infructuosa caballería de batalla oportunista, con esta última destripan, allanan, liquidan, arrebatan, humillan a los opositores y a todo aquel que adversa y se atraviesa en su
camino, pero rayan en el extremo de lo ridículo, en lo más bajo se arrastran en
la inmtolerancia y claramente en lo chalado y grillado. Su base humana se basa
en el socialismo Castro-Chávez, carentes de proyectos y de un liderazgo genuino
naufragan en una teoría falaz cuya ha llevado a Venezuela a su destrucción
repentina.
Si la Bancada minoritaria no se sintiera
tan fútil para envalentonarse y demostrar que ellos continúan mandando
afincados en el Tsejodanse, fueran unos seres humanos de verdad, hombres y mujeres
llenos de gracia, virtudes y de extensa caridad social, obvio, esa voz de
trueno distorsionado que usan para desacreditar y manchar a la oposición la
usaran para el bien común, les serviría para alimentar buenas obras
edificadoras y creadoras de bienestar para todo un pueblo.
Pobres en espíritu, los minoritarios se
sienten pequeños ante los mayoritarios y eso los pone peligrosos y dañinos, es
malo sentirse inapropiado y fútil en un espacio donde siempre han sido
bienvenidos para evitar el colapso venezolano, sin embargo, ellos siguen enfrascados
en continuar encerrado entre la melaza de su propia destrucción, es un trastorno
pasajero que los lleva a delinquir en contra de la constitución y las leyes
venezolanas.
Están listos, prestos para empaquetarlos y puedan pagar algún día
el mal que han arrojado sobre la nación caribeña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario