El grito de PAZ nació hace un 24 de julio, hace más de 234 años en
Venezuela, fue un grito de amor que martirizo a más de uno, retumbó desde
lejos, su tronar fue tan fuerte que ríos de lágrimas de alegría retoñaron de
las penas y de los océanos del caribe nacieron miles de caballos blancos para
derrotar a crueles de la vileza, el
crimen y el engaño.
EL grito recorrió de norte al sur, de oeste a este y se incrustó con
su fuerza de lanza arrojada por millones de brazos en el corazón de los hombres
corrompidos, quemó las carnes, las hizo fuego vivo, el grito despertó de su
insomnio a los que estaban dormidos bajo el látigo de la esclavitud servil e
hizo que se motivaran a luchar por su propia
libertad
Hoy después de esos 234 años sigue ese grito de esquina en esquina, en
cada parte de Venezuela, su fonética aunque débil se levanta en estos días para
clamar por la justicia, por la paz de un pueblo que yace bajo el infortunio de
una dictadura cruel y vejatoria, su espada espera en el silencio para que sea
tomada y portada por aquellos que aman a su pueblo, para liberarla de aquellos
que hoy la esclavizan, hacen pasar hambre y además asesinan, su grito de paz se
oye a lo lejos, retumba en el silencio de los héroes caídos y dice: MALDITO EL
SOLDADO QUE LEVANTA SU ARMA CONTRA EL PUEBLO.
Ese grito de paz nacido de la ciencia humana del Libertador clama hoy
por una unión masiva entre el mismo pueblo para poder restaurar los poderes
constitucionales a sus niveles adecuados de justicia y arrojar de la patria a
los que hoy hacen daño a sus hijos.
BOLÍVAR POR SIEMPRE.
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